El Mundo está apurado, pero yo no
quiero seguirlo.
Quiero caminar al lado suyo, para
saber por qué corre y a dónde va.
Quiero alcanzarle las sonrisas que
dejó en el camino, a propósito o sin quererlo,
pero que de todas formas, ya no
están.
Quiero que me cuente por qué, después
de la hora de traje y corbata, ya no usa alpargatas; en qué reunión dejó sus
sueños, o si sabe, siquiera, qué es soñar.
Quisiera decirle que no es (como él
piensa) vivir distraído, sino que soñar se trata de alcanzarle hasta al sueño
más alto un hilo… y atarlo bien fuerte, para bajarlo y que pueda entonces, con
nosotros, caminar.
Así como un globo nos mantiene entre el cielo y la tierra: un
poquito en el aire, y otro poco, en el andar.
Quisiera decirte todo esto, Mundo, si
bajaras un poco el ritmo.
Si tuvieras en tu casa hilo,
y
alpargatas… más de un par.