Verte y pensar 
en la nada y en todo, 
en el instante y el
modo 
en el que te conocí.
Mirarte y creer 
que todo se puede, 
que el mundo nos debe, 
por lo bajo, 
frenesí.
Y ese abrazo de
siempre, 
que me espera, impaciente, 
en la paz de la noche.
 
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