Tenemos tanto miedo
de chocar
con la lluvia.
Como si no fuéramos
a prueba
de agua.
Como si,
en lugar de limpiarnos,
nos ensuciara.
Como si en lugar de sanarnos,
nos lastimara.
Y es que a la lluvia
nunca le importó
bailar
sobre nuestros paraguas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario