Si me hubieses escuchado sabrías
que no todo es lo que parece,
que un árbol ni bien crece
ya es visto como papel.
Y que aunque yo así no lo quiera,
en mi cuaderno y en hilera,
yacen planos y extendidos
los martirios de su piel.
Si me hubieses escuchado sabrías
que la esquina de mi sonrisa
no se dobla ante la mentira,
que se cansa de aparecer
entre los que traicionan al espíritu
por quererse enaltecer.
Si me hubieses escuchado sabrías
lo que dicen estas líneas
sin que yo te lo repita,
sin poderte sorprender.
Como vos no me escuchaste
(ni siquiera te alteraste),
viste un árbol, no pensaste
en mil kilos de papel.
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